Pe帽贸n del Ajo / Antonio J. Luque |
Pe帽贸n del Ajo
Despu茅s que los Reyes Cat贸licos conquistaran Granada, el 煤ltimo reducto musulm谩n, muchos de ellos hubieron de hacerse a la fe de los cristianos, para poder conservar sus casas y enseres en estas tierra que creyeran suyas.
Por estas raz贸n, los cristianos los llamaron moriscos; y aunque hab铆an aceptado su fe, segu铆an conservando la de sus antepasados.
Todos los d铆as alababan a Al谩, d谩ndole gracias por haberles permitido vivir en la tierra en que vivieran sus padres, y sus antepasados.
De esta forma, hab铆an vivido algunos algunos a帽os hasta el d铆a en que comenz贸 esta terrible y triste historia.
Transcurr铆a el funesto a帽o de 1609 de la Era Cristiana, y reinaba en Espa帽a Felipe III, aquel al que todos llamaban el «Piadoso» despreocupado por el gobierno, hab铆a dejado el poder en las manchadas manos del Duque de Lerma, el hombre m谩s despiadado y sanguinario de cuantos hayan poblado la tierra.
Deseoso de poder y de riqueza el Duque de Lerma, hab铆a sometido a los moriscos a una implacable persecuci贸n, que dar铆a como fruto la firma de un decreto en 1609 por el que se declaraba su expulsi贸n.
Con esta medida iba a ver saciada su sed de riqueza, al disponer de todos los bienes que abandonaran los moriscos en tierra cristiana.
Viv铆a durante este tiempo un morisco de nombre Har煤m, hijo de Akbar, aquel al que llaman «el artesano».
Habitaban en una peque帽a aldea del Reino de Ja茅n, que se llamaba a la saz贸n Fuen-Santa, nombre con el que la hab铆an rebautizado los cristianos cuando vinieron a instalarse entre nosotros.
Dedic谩base Har煤n al trabajo artesanal, y a lo largo de su vida, hab铆a ido acumulando alguna riqueza, que junto a la que le legaron sus antepasados lo hab铆an hecho acreedor de una de las mayores fortunas de todo el Reino.
Durante estos d铆as, hab铆a llegado hasta sus o铆dos la orden de expulsi贸n; al conocerla, pareci贸 volverse loco, durante horas no dej贸 de arrancarse los cabellos y la barba, las l谩grimas brotaban como si de una fuente se tratase.
Fueron muchas las horas, durante las cuales no pudo reprimir la ira y el desaliento, que le embarga.
As铆 que logr贸 sosegarse, crey贸 prudente, puesto que no pod铆a partir con los bienes al obligado destierro, urdir un plan para que sus riquezas no fueran a las sucias manos del mezquino y avaro Duque de Lerma, a quien ya tenia como su m谩s directo y enconado enemigo.
Cuando hubieron dado las doce, en el m谩s profundo sigilo, carg贸 su ac茅mila con grandes cajas de madera en las que hab铆a depositado su tesoro y sin que nadie advirtiera su presencia, se dirigi贸 hacia el lugar conocido como Pe帽贸n del Ajo.
Cav贸 un foso de grandes dimensiones, all铆 deposito las cajas, volvi贸 a cubrirlo de tierra y lo disimul贸 tanto como le fue posible, con la firme intenci贸n de volver alg煤n d铆a a recuperarlas.
A los pocos d铆as Har煤m era obligado a partir hacia lejanas tierras.
Aunque hab铆a conseguido burlar al Duque, y parti贸 con la esperanza del regreso, nunca m谩s pudo volver, quedando para siempre su tesoro oculto y sepultado en las entra帽as de la tierra.
Durante a帽os, han sido muchos los que infructuosamente han intentado la b煤squeda del preciado tesoro, sin que hasta ahora nadie haya conseguido encontrarlo.
Sin embargo, son pocos los que osan adentrarse por estos parajes al llegar la media noche, pues se asegura que el esp铆ritu de Har煤m anda errante, tras la b煤squeda de su tesoro.
Cueva de Tilin Tilan
Al pastor todo esto no le era ajeno, disfrutaba sinti茅ndose libre en campo, y sabi茅ndose conocedor de la naturaleza con la que hab铆a estado en contacto desde muy peque帽o.
Para el, su vida era el reba帽o y el monte al que acud铆a todos los d铆as sin falta.Hab铆a transcurrido el d铆a sin contratiempos y se sent铆a feliz de la labor cumplida, ya tan solo le restaba contar su ganado antes de regresar al pueblo.
Tras contarlo varias veces al notar la falta de una de sus ovejas, vio que efectivamente no se hab铆a equivocado al contar, y que una de ellas se hab铆a extraviado. Sin pensarlo dos veces, se puso r谩pidamente a buscarla.
Despu茅s de haber recorrido infructuosamente casi todas las sierras, y cuando ya hab铆a perdido toda esperanza, pudo percibir el sonido de un cencerro.
Dirigi贸 sus pasos hacia el lugar del que proven铆a el sonido, y apreci贸 que salia del interior de una cueva. Descendi贸 una peque帽a rampa que conduc铆a hacia su interior, y esper贸 un momento sin moverse hasta que sus ojos se acostumbraron a la penumbra.
Pasados unos segundos volvi贸 a o铆r el sonido, y dirigiendo su mirada hacia el lugar del que proven铆a distingui贸 una peque帽a figura blanca, efectivamente se trataba de una oveja que hab铆a quedado atrapada en el interior de la cueva.
De esta forma casual fue como tuvo lugar el descubrimiento de esta cueva, y en honor al sonido del cencerro se le bautiz贸 con el nombre de Tilin Tilan”.
Imagen de la Virgen
Un d铆a, se encontraba uno de estos pastores cordobeses dando de pastar a su ganado en el monte, cuando de pronto, vio que en el interior de una cueva cercana sal铆a una inmensa claridad.
Carg谩ndose de valor, encamin贸 sus pasos hacia el lugar del que proced铆a esta luz.
Se encontraba ya cerca, cuando distingui贸 la imagen de la Virgen, postr谩ndose de rodillas ante ella, or贸 durante horas, haciendo la firme promesa de fundar en aquel lugar una ermita para venerar dicha imagen.
Su promesa pronto fue cumplida fund谩ndose en el mismo sitio una ermita para guardar y dar culto a tan preciada imagen. Aunque seg煤n una tradici贸n popular, la imagen que se apareci贸 al pastor no fue la que el vener贸 en dicha ermita, pues la misma se llev贸 a C贸rdoba.
En cuanto a la ermita, sabemos que ya a principios del siglo XVI se hab铆a construido, pero posteriormente fue destruida, sin que sepamos a ciencia cierta el lugar de su ubicaci贸n, aunque se presume que debi贸 de ser cerca de la Fuente de la Negra.