El Rumblar, uno de los más grandes de la provincia, se halla en situación crítica, al 13% de su capacidad, y de él dependen municipios como Bailén o Andújar
«Los manantiales se están apocando poco a poco. No hay suficiente agua para el abastecimiento de la población». Con estas palabras por escrito comunicaba el pasado 8 de agosto la alcaldesa de Arroyo del Ojanco, la independiente Fina Millán, los nuevos cortes en el suministro de agua de la localidad, por segunda vez en los últimos meses y durante más tiempo además:los 2.300 habitantes del municipio al girar el grifo de once de la noche a siete de la mañana no obtienen ni gota.
La medida está enfocada en garantizar el abastecimiento durante el día cuando se rellenen estas reservas, siendo su caso especial al nutrirse de un depósito municipal que se ha vaciado por la sequía, con los acuíferos en mínimos, y por otros factores, como el número de sondeos. En otros puntos de la geografía andaluza, como La Carlota en Córdoba o varios municipios de Huelva también se han producido ya cortes de suministro.
Con los pantanos jienenses a punto de bajar del 20% de su capacidad total, en agosto aún y sin previsiones de lluvias hasta dentro de varias semanas como poco, la pregunta surge casi sola ¿pueden los jienenses enfrentarse a restricciones en el uso del agua en próximas fechas?
Aunque no son descartables casos puntuales en algunos municipios, desde la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) se recoge en su último informe de sequía que el abastecimiento para consumo humano está asegurado en Jaén para al menos dos años, incluso si no lloviera prácticamente nada. Otra cosa es el riego, ahí ni para un año al 100% al ritmo habitual. De hecho ya se ha restringido de forma importante, dejando los riegos prácticamente a la mitad de otros años.
El abastecimiento de Jaén, según este mismo informe de agosto, se encuentra en estado de «prealerta», aunque roza ya el de «alerta». Según este primero el abastecimiento no está asegurado más allá de tres años. La situación de alerta significa que solo tiene reservas para cubrir la demanda actual de agua, al 100%, durante menos de dos años. Eso para el abastecimiento, porque para el riego no alcanza un año, o estando al 60% para poco más de uno.
Además, aunque pasa todos los controles, cuanta más agua hay embalsada mejor suele ser la calidad de esta. No se preven restricciones en el corto plazo, aunque no se descartan que se tomen medidas de ahorro y de concienciación si a partir de noviembre sigue sin llover de manera importante.
Actualmente en la provincia las reservas se sitúan en el 20%, ni a la mitad de la media histórica para esta época del año; o lo que es lo mismo, de 2.324 hectómetros cúbicos (hm3) que pueden albergar disponen de 465. En esta misma fecha veraniega, un año atrás, se hallaban casi al 26,5%. En 2020 y 2019 los embalses estaban a estas alturas de verano al 33% y en 2018, al 53%. La red de pantanos contaba entonces con 1.232. Hay que remontarse más de quince años y a las grandes sequías de los noventa, con cortes de suministro habituales, para encontrar un panorama similar.
Los datos de la CHG revelan que hay pantanos actualmente en cifras muy preocupantes. Los que tienen las reservas más bajan son el Giribaile al 13,24%, el Guadalén al 15% y El Rumblar, al 13,2%.
Este último es uno de los más grandes de Jaén con capacidad para 126 hm3 (tiene 16) y desde él se suministra agua a más de 89.000 jienenses de 12 municipios —Andújar, Bailén, Baños de la Encina, Cazalilla, Carboneros, Espelúy, Jabalquinto, Marmolejo, Mengíbar, Villanueva de la Reina, Villatorres y Zocueca (Guarromán)—.
Emergencia
Se encuentra en situación de «alerta», según el último informe de sequía de la CHG, del mes de agosto. En estas mismas fechas el año pasado se hallaba casi al 22% y en 2018 al 69%, es decir, con cinco veces más agua que ahora. Entre las propuestas realizadas por la Diputación de Jaén para su inclusión en el futuro Plan Hidrológico de la demarcación del Guadalquivir para el periodo 2022-2027, que supondrían obras por una inversión de cerca de 150 millones de euros, se incluye la interconexión del embalse del Rumblar con el de la Fernandina.
No es el único en una situación crítica. El Dañador, que proporciona agua a El Condado (20.000 ciudadanos), está un paso más allá: en «emergencia», una fase a la que se llega cuando el agua embalsada, sumada a las precipitaciones previstas con la hipótesis más pesimista, no garantiza el suministro necesario ni siquiera para un año. Está al 52% pero su menor tamaño lo sitúa en esta difícil situación. Existe la posibilidad de trasvasar agua desde el Guadalmena. El abastecimiento del Aguascebas, que surte a La Loma (100.000 personas), en «prealerta», también tiene la alternativa de bombear directamente desde el Guadalquivir. Se halla al 57% pero su tamaño es también menor.
En mejor situación se halla el Quiebrajano, encargado de abastecer a la capital además de otros municipios, a un cuarto de su capacidad, al 25,3%, por encima de la media, con 8 hm3 de los 31 que tiene de capacidad. Además, la capital se nutre de otras fuentes como las aguas subterráneas.
Dos pantanos sin uso
Mientras tanto, las dos nuevas presas de Jaén siguen sin funcionar en plena sequía años después de su construcción. La falta de lluvias impide llenar la Balsa del Cadimo, en el término municipal de Jaén y con un coste de 60 millones de euros, y hacer las pruebas para su puesta en servicio, mientras que la presa de Siles sigue sin las tuberías para el riego.